lunes, 27 de diciembre de 2010

PARIS DAKAR



Capa uno: Bohemia y Desierto del Sahara
Capa uno bis: Acá El desierto es un
Bagdad-café las vieiras rojas aplastadas por la ruta uno la nada es Bustamante playa un reino con parvas  de algas… las cosechadoras de Millet en espejismo.
Pero un desierto más desierto más aún más sed más más más allá. El paso por dar. Un deseo por abrir. Las pirámides en medio de la nada las pirámides en medio de la ciudad.

Antes de tener medianera la casa, el desierto empezaba a los ocho metros… más allá era el campo del abuelo…y  antes de antes  al desierto solo lo interrumpía el edificio del hogar escuela. Lo conocido y lo misterioso. Lo conquistable y lo trascendente. Desiertos.

Capa geológica 1968: Sobre la costanera, Puchi Peña con la toca y el cuatro ele en la puerta baila beat desenfrenado mientras manguerea el auto.
Capa geológica 2009: A cinco cuadras de la costa, sobre la Islas Malvinas, una desconocida con el cuatro ele en la puerta y  el rulero de la toca baila beat desenfrenado  mientras manguerea el auto.
Acá. las capas geológicas se descubren hacia los cerros. No en profundidad sino hacia el oeste.

Capa dos: las bicis miden el territorio
Subir a una bici en el medio de la nada y desde entonces ser dueños del horizonte. Igual que ellos- los otros cuarenta encuestados- aprenden así una manera de aprender, la libertad como conquista con un otro que da un empujón, que la presta, que pasa su sabiduría y la subjetividad de un mundo que se va desenrollando a cada vuelta de rueda.
Capa tres: hacerse del desierto
A los diecisiete –cuando se abría el mundo posible- empezó el París Dakar a desparramar adrenalina y a desempolvar al árabe Ahmed Ben Hassan y repimpompearlo por ese Sahara salvaje tajante “El árabe la llevaba sujeta e inmóvil” . Cafrune cantaba “y cautivo uno se siente si tus ojos son ardiente resplandor” Y en Casablanca siempre tendremos París.
Capa cuatro: dakar ningún termo para el mate ni gepéese,  copiloto brújula-grieta para camel sexo vodka final
Capa cinco:  el avión utópico
Volaba por este desierto con el padre en un piper o en un cessna, siempre más allá- en la nada había sido el campo del abuelo- la meseta mostraba lo que no tenía límite ni marcas, salvo las matas. Esas desde cerca son zampas, machos y hembras, tienen floraciones de distintos tonos ocres rosados o amarillentos. Y años después volaba al lado de Robert Redford en una avioneta descachangada por el desierto otra vez, África de ocres lejanos.
Capa seis: el París se muda
Capa siete: la ruta a Bustamante se lotea
Capa ocho: el territorio se amontona se aprecipicia.
Todos tomamos las bicis el mismo día
Y Andrés no sabe por qué le pregunto.         De cerca se pixela/ De lejos no se ve
Ahora Alberto Passolini presenta “El cautivo y La matadora” en la calle Corrientes.
Ahora  el París /Dakar  sale del Tigre  por Madryn a La Rural.

Y yo - hecha de curvas- yo creo que doblé antes.

Leo en el comienzo de Elena sabe:
Una construcción de cemento no es sino un castillo de naipes. Basta que llegue la ráfaga precisa.
                                                                                                         ( Thomas Berhnard, Tinieblas)
Majó Abeijón 2010

2 comentarios:

  1. Capa 2010. Blog de fondo negro. Te leo y estoy segura que leo una ráfaga precisa. Besote entre mates. Te repito lo mucho que me gusta París Dakar. Bueno, entonces lo repito: Cómo me gusta PArís Dakar

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  2. Genial!! Un abrazo enorme y feliz cumpleaños, Majo!

    Silvia

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